martes, 22 de julio de 2014

París

Y después de mucho tiempo, vuelvo a escribir y lo primero que hago es pedir perdón por la demora.

Supongo que lo que yo os pueda decir de París será poco en comparación con todo lo que ha salido por televisión, así que empezaré diciendo que yo siempre he sido reticente a ir, no preguntéis por qué, pues ni yo mismo lo sé. Pero así es. Digamos que no me llamaba la atención. Aunque he de reconocer que una vez allí me maravilló.

Llegamos a primera hora de la mañana a Charles de Gaulle y de allí, con el metro llegamos en poco rato a Montparnasse. Dejamos las maletas en el hotel y nos fuimos directos a Notre Dame y fue aquí donde me empezó a gustar París. Pese al frío, al mucho frío que hacía, había muchísima gente. Una cola iba desde la puerta hasta prácticamente el puente y aquí viene mi primer consejo: id hasta la entrada y veréis que la cola se divide en dos. En una parte no hay nadie y podéis pasar. La catedral es magnífica y con poca imaginación podéis llegar a pensar en Quasimodo. Nosotros no pagamos entrada, pero no se si hay que pagarla o no. Por contra, para subir a las torres se ha de pagar o ir con el ticket de los museos. Nosotros no subimos por no hacer cola ya que íbamos pocos días y poco tiempo para ver lo que queríamos.

Notre Dame
Después de Notre Dame y de comer, nos dirigimos al Sacrê Coeur para ver las vistas de la ciudad desde el monte Montmartre. Para subir utilizamos el funicular, un recorrido corto, pero por no subir escaleras... jejeje. La Basílica es espectacular y las vistas no desmerecen.
Sacrê Coeur
Ahora sí, bajamos caminando dando un paseo hasta llegar al famoso carrousel que aparece en la peli de Amelie y desde ahí seguimos caminando hacia Pigalle. De aquí, lo más famoso es el Moulin Rouge (vous voulez couché avec moi?) y os podéis hartar de ver sex shops i demás clubs de señoritas de vida alegre. 
Moulin Rouge
Para acabar el primer día en París, volvimos al punto de partida, Notre Dame. Si de día me encantó, de noche e iluminado, es espectacular. Tiene el halo de misterio de la novela de Víctor Hugo y hace que disfrutes todavía más de las vistas.
Notre Dame
Después de un duro día sin parar, tocaba descansar ya que al día siguiente también sería "duro".

Madrugamos, desayunamos rápido y nos fuimos directos a lo más emblemático de París: la Torre Eiffel. ¿Qué os puedo decir de ella? Es espectacular y sé que me repito, pero no tengo otra palabra para definirla.

Lo más fácil para llegar, una vez estás en el metro y dudas en qué parada bajarte, es seguir a la gente, así non hay pérdida posible. Para no ir apretados como en una lata de sardinas, decidimos cruzar la calle y pasear por la orilla del Sena para ver la Torre desde mejor perspectiva.

En este punto os aconsejo llevar las entradas desde vuestro punto de salida. En nuestro caso, las compramos por internet, elegimos la hora a la que queríamos subir y no tuvimos que hacer demasiada cola.
Torre Eiffel
Eso sí, una vez subes, te encuentras con toda, TODA, la aglomeración de gente.

Podéis subir hasta el segundo piso de la Torre o, si no tenéis vértigo (o lo tenéis pero os da igual), hasta arriba. Es verdad que las vistas desde más o menos la mitad de la Torre son impresionantes, pero si llegáis arriba del todo, las vistas no os defraudarán. Si vuestro bolsillo os lo permite, podéis comer en el restaurante Jules Verne que está en el segundo piso.
Vistas desde el segundo piso
Vistas desde la cima
Después de un par de horas por las alturas, nos fuimos hacia Les Invalides donde está el Museo Militar y allí se puede contemplar la tumba de Napoleón Bonaparte
Les Invalides
Antes de la hora de comer, nos quedaba por visitar el Louvre, así que caminamos hasta llegar a ver la pirámide de cristal. Hicimos cola para comprar las entradas y nos fuimos directos a ver el mini cuadro de La Gioconda. Apartando una cantidad innombrable de gente, conseguí llegar a primera fila para poder hacer las fotos pertinentes. Tened paciencia con los empujones y pisotones. Para acabar nuestra brevísima estancia en el Louvre, fuimos a ver la Venus de Milo. Aquí había menos gente, así que hicimos las pertinentes fotos y salimos.
Entrada al Musee du Louvre
Es muy triste, pero tres días no dan para hacer todas las paradas que queríamos y pasarnos todo el tiempo posible disfrutando de lo que París tiene para ofrecer.

Una vez comidos, fuimos hasta el Arco de Tirumfo para empezar nuestro paseo por los Campos Elíseos hasta llegar a la Plaza de la Concordia. Aquí todo es lujo y está lleno de concesionarios de coches que parecen discotecas, pero el paseo a media tarde, es muy recomendable.

Volvimos al hotel para descansar un poco ya que por la noche teniamos un paseo en barco por el Sena. Empezamos delante de la Torre Eiffel e hicimos el recorrido hasta Notre Dame. Con este paseo en barco pudimos observar los grandes monumentos iluminados.
Torre Eiffel iluminada
Como anéctoda, no pudimos volver a la estación de metro de donde veníamos y nos sabíamos el trayecto debido a una amenaza de bomba en la Torre. Así que de noche, sin saber muy bien a dónde íbamos y siguiendo las indicaciones de la gendarmerie llegamos a una parada de metro.

Aún nos quedaba un día entero en París, pero ese día lo teníamos reservado para... Disneyland París!

Fuimos hasta el parque en tren y nada más llegar nos quedamos con la boca abierta. Una sensación de felicidad que te deja sin palabras. Llegamos con las entradas compradas desde aquí y no tuvimos que hacer colas. Nuestra visita, coincidió con la celebración del 20 aniversario del parque, así que todo estaba adornado para la ocasión.

Una vez traspasadas las puertas, la primera imagen fue la del castillo de Cenicienta (o Bella Durmiente, no lo tengo muy claro).

Después de eso, colas y colas de diversión y de la emoción de sentirte como un enano. Personalmente, creo que disfrutan más los mayores que los niños. Un lugar donde los mayores se vuelven los niños y los niños se avergüenzan de sus padres.

Obviamente, en un día no da tiempo a ver los dos parques (Disneyland París y Disney Studios) pero se hace todo lo que se puede. Os recomiendo la atracción de Piratas del Caribe y una más tranquilita, It's a small world donde veréis todos los paises del mundo representados por autómatas.

No voy a explayarme explicandoos todo lo que se puede hacer en Disney porque sería fastidiaros la fiesta. Si podéis, id, os prometo que no os defraudará.

Por la noche, nos acercamos a dar un paseo por el barrio Latino que está cerca de Notre Dame. Aquí podréis encontrar todo tipo de restaurantes y bares a buen precio. Si tenéis morriña de la comida española, hay un restaurante español donde podréis degustar comida tipical spanish.

Para acabar este post, resumiré mi estancia en París como mucho mejor de lo esperado. Nunca me había llamado la atención visitar la capital francesa, pero reconozco que me encantó y que me gustaría volver para poder visitar tooooooooooodo (he dicho TODO) lo que me falta.

Au revoir et vous voir dans le prochain post.